¡Bienvenido de nuevo al blog de PVS! Retomamos nuestros artículos semanales tras las vacaciones de Navidad. En el blogpost de esta semana hablamos delas quemaduras y escaldaduras leves, las que pueden producirse en el hogar y en el lugar de trabajo. Un accidente común que puede ocurrir accidentalmente por diversas circunstancias y que, en la mayoría de los casos, no tiene consecuencias graves.
La mayoría de las quemaduras leves se tratan localmente con gasas, tiritas y vendajes adecuados -más sobre esto y los pasos a seguir más adelante-. Pero ¿sabías que unas 486.000 personas acuden a urgencias cada año a causa de una quemadura? Afortunadamente, la mayoría de las veces no es necesario el tratamiento hospitalario, pero es importante reconocer cuándo la situación es lo bastante grave como para acudir a urgencias.
Descubrimos cómo comportarnos ante una quemadura con ayuda de un artículo leído en band-aid.com.
Una quemadura es una lesión de la piel y los tejidos provocada por diversos factores: exposición excesiva al calor o al sol, frío extremo, radiaciones, fuentes químicas/eléctricas… Las causas más frecuentes de quemaduras suelen ser las siguientes:
– quemaduras térmicas: las que se producen tras un contacto accidental con el fuego o fuentes de calor (por ejemplo, ollas muy calientes, cocina, etc.); – quemaduras eléctricas: las contraídas por contacto con la electricidad doméstica, a través de cables o aparatos electrónicos que funcionan mal; – quemaduras solares:
debidas a una sobreexposición al sol sin la protección adecuada; – quemaduras por fricción o roce; – quemaduras por hielo: quizá poco conocidas pero contraídas a menudo, pueden producirse al estar en contacto directo con hielo o temperaturas muy frías durante un periodo prolongado.
– Quemaduras químicas, causadas por la exposición a sustancias como la gasolina sin la protección adecuada.
Tras una quemadura, las sensaciones experimentadas son sólo de dolor agudo. También se puede observar:
– ampollas;
– inflamaciones de la piel;
– descamaciones.
El dolor puede durar unos días y los momentos más molestos se producen inmediatamente (es decir, inmediatamente después de la quemadura). Según su gravedad, las quemaduras se clasifican en primer grado (quemaduras leves), segundo grado (quemaduras profundas) y tercer grado (muy graves, que destruyen la dermis y la epidermis y deben tratarse absolutamente en el hospital).
¿Has sufrido una quemadura leve y necesitas proteger la herida adecuadamente? Aquí te explicamos cómo hacerlo, paso a paso.
1. Enfría la parte quemada de la piel bajo agua corriente fría (¡no helada!) durante al menos 5 minutos y no más de 30 minutos (el tiempo variará según el tamaño de la quemadura). El agua fría reducirá inmediata y notablemente la hinchazón. 2. Frota la zona quemada con un paño seco, limpio y suave. Aplica pomada antibiótica/antiinfecciosa, si la tienes. 3. Aplica un vendaje estéril o una gasa para cubrir la quemadura, asegurándote de que permanece en su sitio y no se mueve. Cambia el vendaje al menos una vez al día (o cuando sea necesario), limpiando siempre a fondo la herida.
¿Qué opinas de este artículo? ¿Cómo actúas cuando accidentalmente te haces una pequeña quemadura?
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