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Cómo aplicar perfectamente una escayola

Averigüemos cómo aplicar perfectamente un esparadrapo para proteger una herida y optimizar la cicatrización.

Bienvenido de nuevo al blog de PVS y a una nueva cita con nuestras noticias.

Esta semana volvemos al último blogpost publicado: después de seguir todos los pasos para reconocer y limpiar una herida, es hora de aplicar el esparadrapo o la gasa. Parece un paso sencillo, pero en realidad proteger una herida de la forma más adecuada y correcta posible ayudará a que cicatrice más deprisa; incluso los estudios científicos así lo afirman.

Averigüemos, pues, cómo aplicar perfectamente un parche con ayuda de un artículo leído en band-aid.com.

Antes de empezar a elegir qué vendaje es el mejor para la herida que vas a cubrir, presta atención a un elemento esencial: la humedad. Las células nuevas cicatrizan el doble de rápido en las heridas cuando se mantienen húmedas bajo un vendaje. Por tanto, intenta siempre proteger una herida con un vendaje, en lugar de mantenerla al aire sin ninguna protección.

Sin costras ni cicatrices

La formación de costras en las heridas ralentiza el proceso de cicatrización y aumenta la posibilidad de que queden cicatrices antiestéticas. Por eso también es importante vendar una herida inmediatamente con un esparadrapo o venda.

Reduce la extensión de la infección

Sé constante en mantener la herida cubierta en todo momento con un esparadrapo, gasa, venda para protegerte de contaminantes, bacterias, suciedad, irritación que pueden empeorar la herida infectándola.

Un vendaje para heridas más extensas

Si lo que necesitas cubrir no es una pequeña herida o corte, olvídate de las tiritas y sírvete de gasas, vendas y esparadrapo médico. Sigue estas instrucciones para garantizar la mejor protección.

Paso 1: Elige el esparadrapo adecuado para tu herida, sobre todo si eres una persona que sufre irritación cutánea o si la zona que vas a cubrir con vendas está muy estresada por el movimiento (en este último caso, necesitarás un esparadrapo resistente).

Paso 2: Elige la gasa adecuada. La gasa debe ser del tamaño adecuado, es decir, más grande que la herida que debe cubrir en todas direcciones. Sin embargo, no te excedas con la gasa: si es demasiado grande, redúcela de tamaño con unas tijeras antes de pegarla en su sitio.

Paso 3: Corta la cinta y aplícala a los bordes de la gasa/venda, cubriendo la mitad de ésta y la mitad de la piel. Asegúrate de que se adhiere bien a ambas superficies y de que no se despega. Si la herida está «fresca», pega bien los cuatro lados de la gasa para mantener fuera la suciedad y los gérmenes.

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